miércoles, 19 de enero de 2011

El Tercer Vértice I. El Soñador (2 de 16)

Segundo puñado de letras que sigue a continuación de la entrada anterior, para quien quiera seguir este experimento de relato inclasificable. Como mi intención es seguir evolucionando, espero comentarios, buenos o malos. Disfrutad el texto o lapidadme a críticas. Un saludo.


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—¿Habrá señales? —preguntó el soñador.


—Muchas —respondió la pitonisa—. Dos vértices del Triángulo Maligno caerán antes de propagar su corrupción por todos los dominios de Gea, pero el tercero se os escapará, porque en su época la fe habrá tomado formas distintas a las que hoy conocemos, y encontrará poderes que lo ayudarán a nacer donde no debe. Así esquivará vuestras redes.


La decadencia del Oráculo de Delfos había sido continua desde hacía centurias, pero el lugar se resistió a morir durante todo ese tiempo. Su magia no se eclipsó del todo hasta el Siglo V, cuando las serpientes del fanatismo cristiano se arrastraron sobre las rocas de la antigua Grecia escudriñando ruinas, olfateando entre los rescoldos de las viejas religiones en busca de los últimos lugares de culto que arrasar.


Cuando el soñador llegó allí, esperó la llamada. No importaba cuándo, la tierra lo reconocería e iría a buscarlo. A los tres días apareció un cuervo negro, se posó en un olivo muerto y le graznó con las alas extendidas. Alzó el vuelo, y el soñador lo siguió hasta la entrada de una gruta estrecha y recóndita. Encendió una antorcha. Un cuchillo de luz atravesó la negrura y le mostró un único pasadizo. Al final se ensanchaba en una pequeña bóveda natural. Allí había una mujer con apariencia de cadáver disecado, sentada sobre una roca en la penumbra. Se valía de una lucerna de aceite. Su llama brillaba como una estrella solitaria en un cielo muerto. La última pitonisa de Apolo era más que anciana, y hacía décadas que la daban por muerta en la aldea más cercana. Parecía alimentarse del aire. Solo recibía a quienes sabían seguir al cuervo. Hubo un tiempo en que sus antecesoras daban consejos a emperadores y generales, pero ese tiempo había muerto con Delfos. La escasa luz y el olor a humedad avivaban esa sensación que el visitante tenía de haber entrado en una tumba.


—¿Cambios de fe? —preguntó.


—El culto al Dios Único será el mismo. La erradicación sistemática de cualquier rito no vinculado a él será menor, aunque habrá intervalos de odio creciente y descontrol de creencias. Pero nada impedirá que sigan naciendo cientos de dioses falsos, en miniatura.


—¿Dioses menores? —El soñador volvió a dudar.


—Encarnados en ídolos de piedra y madera, con rostros de hombres que, antes de su conversión en semidioses, habrán sido solo eso: hombres. Destruyeron el panteón del Olimpo convencidos de que no podían adorar tantos nombres, pero a la larga ellos adoraron más.


—Santos. Mortales canonizados. No me preocupan. Quiero saber sobre los vértices del Triángulo, los puntos donde los espíritus rana pondrán sus huevos.


—Donde quieran que eclosionen, siempre que sean fieles a la geometría terrestre. Los tres lados del polígono creado han de medir igual, independientemente de su longitud.


El soñador se vio colapsado por aquella embestida de palabras incomprensibles. La mujer usaba términos que parecía leer directamente de un libro de Euclides. Sin duda había devorado ése y muchos otros. Si a Grecia se la reconocía por algo, era por sus antiguos filósofos, matemáticos y hombres de ciencia. La cultura helena nació y murió en una época donde investigar los secretos del mundo no se consideraba herejía. En aquel momento, la pitonisa no era más que una simple pagana oculta en los montes.


—Antes me has dicho que un adorador del Dios Único soñó con ellos y escribió lo que vio —comentó ella.


—Juan. Acabó siendo apóstol de Cristo. También lo santificaron. Otro dios menor, a tu modo de ver. Sus visiones marcaron el principio del camino que pretendo andar.


—Entonces tú debes de ser como él. No entiendo por qué buscas aquí respuestas que tendrían que haber aflorado en tu mente antes que en la mía.


—Nada funciona como uno quiere. En mi mente solo afloran las preguntas, no las respuestas. Veo mares, no a quien los navega. Veo tronos y tumbas, nunca a quien los ocupa.


La anciana hizo amago de levantarse. Sacó un puñado de huesos diminutos de entre los pliegues de su túnica y los agitó mientras canturreaba una extraña letanía.


—Espera —la interrumpió el soñador—. Desconozco el precio.


La sonrisa de la mujer era una arruga entre más arrugas.


—No podrías pagarme lo que vale una sola de mis palabras, así que nada te cobraré por ellas. Gea ha hecho cosas por mí. Págale a ella como creas conveniente.


Luego arrojó los huesos sobre la fría roca del suelo, se inclinó hacia delante y los observó con detenimiento.

6 comentarios:

  1. Que petardo, ya puedes darte prisa en seguir colgando parte del relato, no me gusta tener que aguantar mucho con la intriga, y eso que soy tu mujer... a ver si me las ingenio y te sonsaco algo, jejeje.

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  2. Supongo que en este caso lo que esperas de mí no es una de mis habituales críticas, prolijas, en las tres acepciones de este término, (a saber: dilatadas en exceso, esmeradas y un tanto impertinentes a veces XD), sino un comentario más general.
    En cuanto al estilo detecto un leve abuso de imágenes floridas y alguna repetición de palabras muy próximas entre sí (hay dos muerto/a por ahí que casi se dan la mano y el primero es fácilmente sustituible). No sé si tienes prevista una ulterior corrección del texto, pero te lo hago notar, por si te resulta útil.
    Referente a la evolución del relato se trata de una mescolanza cuando menos llamativa, que no se sabe a donde irá a parar. Tergiversas un tema de todos conocido y lo intentas llevar por otros derroteros. Supongo que es a eso a lo que te refieres cuando lo denominas experimento.
    Por la longitud y número de los fragmentos es evidente que se trata de un relato corto. Debido a eso quizá sería positiva una mayor definición del personaje central desde el inicio del relato, para hacer que el lector se identifique más con él (sí, ya lo sé, esto de los personajes es casi una monomanía mía;). La intriga es aún confusa, pero existe y con lo poco que has colgado en el blog es normal que todavía no esté clara.
    Nos vemos en el tercer fragmento.

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  3. De acuerdo con lo que dice Mo: yo no revisaría el contenido -las imágenes floridas están bien- y en los fragmentos es difícil observar un retrato de los personajes principales, pero sí estoy de acuerdo en que habría que revisar levemente el texto para que no hubiera repeticiones de palabras. Vas tramando bien lo que cuentas y sobre todo lo que no cuentas aunque suene a contradicción: el texto sugiere y eso -me parece- es lo más importante de la literatura.

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  4. Yoli, sufre un poquito, anda, que si hay intriga es que hay algo bien hecho.
    Mo, tus dilatadas críticas no son impertinentes (aún, y en cuanto a lo de esmeradas, no espero menos de ti. Las imágenes son floridas, sí. A un relato que habla sobre todo de sueños le pega bien ese toque onírico. Lo del muerto/a se me ha escapado. Lo corregiré, thanks. Para ser un relato corto, han tenido cabida personajes variopintos que a más de uno le extrañará ver más adelante. Te espero en el siguiente fragmento. Un beso.
    Parce, gracias por pasarte y comentar. Cuidaré lo de las repeticiones. Me alegra saber que el relato va enganchando. Saludos.

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  5. Eso de que haya algún palabro repetido o alguna errata (creo que no es el caso)... entiendo que pueda y deba ser corregido: esos apuntes son constructivos. Pero intentar meter baza en la descripción de personajes y pedir que la historia no adolezca de adornos y florituras es querer manipular al creador... (Aunque éste lo pida... XDD)

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  6. Una frase tonta pero extremadamente necesaria: "Solo recibía a quienes sabían seguir al cuervo". Le da coherencia a la situación... ;)

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